viernes, 15 de febrero de 2008

Soy un KB.

Te parecerá extraño pero después de mi aventura de planetas, decidí convertirme en esa pequeña unidad que aunque unos creen insignificante, hoy me siento orgullosa de ser.

Me presentaré, me llamo Katherine Bermúdez, pero mis amigos me llaman KB. Soy un Kilobyte, compuesto por 8192 bits. Realmente unos consideran que son pocos, pero yo creo que somos muchos. Estoy formada por ceros y unos. A veces quisiera contener otras cifras, me imagino con un 5 en mi interior. Pero las reglas solo permiten ceros y unos. Y es que para formar ese 5 tendría que formar a mis numeritos de forma tal que alguien entienda que dice 5, yo quisiera hacerlo de otra manera, pero bueno, son las reglas.

Dejemos las reglas atrás. Hoy te tengo otra historia. La historia de la primera vez que viaje desde el ordenador de una chica dentro de un paquete SMTP hacia el buzón de un joven que se encontraba muy lejos, del otro lado del océano. ¿Y acaso sabes tú como formar un océano solamente con ceros y unos?

Recuerdo que era de tarde porque el sistema operativo hizo un reporte de la fecha en que salió el paquete que me contenía. Era una tarde otoño, exactamente fue 6 de octubre del año 2006 a las 14:25:41 horas. Después supe que era un envío muy importante y lo mucho que ella sufrió cuando sucedió lo que te contaré.

Después que oprimió la tecla Enter partí al gran viaje que me habían encomendado, no iba sola, claro está, pero yo llevaba la información más importante, sólo que no lo sabía. Me sentía nerviosa, nunca había viajado y el hecho de saber que iría tan lejos me llenaba de curiosidad, pero también de temores. Había escuchado muchas historias de lo que me podría suceder en el camino, es que muchos amigos habían sido secuestrados, a otros les habían robado lo que llevaban o simplemente le cambiaban su contenido, a un amigo mío no le permitieron viajar, desde entonces sufrió de una gran depresión y decidió que lo eliminaran.

Yo me sentía fuerte, confiaba en todas las políticas que se habían establecido para protegernos. Pasamos por muchos lugares, me sentía mareada. Recuerdo un lugar grande, como una gran terminal donde nos distribuían en diferentes medios de transportes, de diferentes tamaños, mi viaje fue cómodo, aunque nos detuvimos varias veces. Las autoridades nos pedían la identificación y verificaban nuestro contenido para evitar que transportáramos contenidos prohibidos. Vi cómo un medio de transporte se destruyó en el camino y luego supe que contenía un mensaje muy importante del que dependía el salario de muchos trabajadores de una empresa. El viaje demoró un poco, durante este se me ocurrió investigar sobre mi contenido y al ponerme en contacto con mis compañeros supe que era un mensaje de una muchacha desesperada que lo enviaba a su novio que hacía algún tiempo se había ido lejos.

No recuerdo bien el contenido del mensaje, por más que me esfuerce sólo recuerdo estas palabras:

“…te extraño hoy más que nunca, siento que te amo más. Nuestro amor no se destruirá con la distancia, sé que el tiempo lo hará muy fuerte… ”

Te confesaré que lloré mucho, era una historia muy triste y bonita a la vez. Y a veces me pregunto si encontraré a mi Kilobyte ideal, sé que está en un lugar de la red, y lo reconocería con tan solo verlo. Tal vez cuando me enamore, logre tener ese 5 que tanto ansío en mi interior.

De repente, sin apenas darme cuenta, ya habíamos llegado al lugar indicado. Por problemas de política se demoró un poco la entrada hasta que finalmente lo logré. Estaba ansiosa por saber cuál sería la reacción de aquel joven al leer el mensaje que llevábamos.

Nos retuvieron un largo tiempo, bueno para mí parecían años pero para los humanos-a esos que llamamos users- solo pasaron unos milisegundos. Me preguntaba qué había sucedido, hasta que un colega, que se encontraba en el mismo paquete, me comentó acerca de lo que había escuchado. Me dijo que las autoridades del Antivirus nos acusaban de contener información prohibida, o sea, estábamos infectados. Fue entonces cuando sentí la alarma, me asusté mucho, no esperaba atravesar esta situación después de un viaje tan maravilloso. Temía por las medidas que podían tomar las autoridades, de repente fuimos sometidos a varios interrogatorios -scaneos- hasta que encontraron lo que buscaban.

En este caso pueden tomarse varias decisiones, creo que ese día no estábamos de suerte, pues estuvimos en cuarentena por un tiempo indefinido. Me sentí muy mal, pensé que me eliminarían como a mi amigo (aquel al que le negaron el viaje, ¿recuerdas?). Todavía tenía esperanzas. Pensaba mucho en aquella muchacha, Amalia, que había enviado el mensaje tan ansiosa y nerviosa aquella tarde de otoño.

Manuel, su novio, no pudo leer el mensaje. Quisiera explicarle hoy lo sucedido. Pero no sé cómo reaccionaría él cuando un Kilobyte lo cite para tomarnos un café y conversar. No, no, creo que sería una locura.

Supe que Manuel en ese momento salía de viaje a otro país, pensó que Amalia lo había olvidado, no pudo leer su respuesta a tiempo.

En la estación, mientras estábamos de cuarentena, seguí con mi investigación. Siempre soñé con ser detective, es difícil ver a una chica ejerciendo esta profesión, pero había leído tantas novelas que me habían llenado de sueños.

En mi búsqueda, descubrí otra parte del mensaje, fue entonces cuando me reuní con todos los colegas de mi paquete. Logramos completar gran parte de este.

“Disculpa por no haberte respondido tus mensajes, pero hoy lo hago llena de felicidad, dea mor y de vida.”

Más adelante decía:

“…te esperaré siempre, junto a nuestro hijo, que está por nacer…”

Mi corazón se oprimió. Me hizo recordar esas novelas rosas que hay en aquella página para románticos www.elrinconromantico.com . No sabía qué hacer. Sólo recuerdo que una lágrima rodó por mi mejilla. Sólo una. Me sentí extraña, ¡es tan difícil entender la vida y el amor!, ¡de cuántas cosas, aunque pequeñas, depende la felicidad!

Ya ha pasado algún tiempo. Y hoy escribo mis memorias, dentro de 15,26 segundos mi paquete será eliminado. Las autoridades finalmente resolvieron acabar con nosotros en un proceso de descontaminación.

Hice pocas cosas durante mi vida, pero aprendí muchas, aunque no encontré a mi Kilobyte ideal, sé que en mi próxima vida aunque no me llame Katherine, ni pertenezca a un paquete SMTP, recordaré la historia de Amalia y Manuel. Recordaré su amor, su hijo. Espero que se hayan encontrado y que hayan sido muy felices juntos.

Se me acaba el tiempo. No te pongas triste. Yo estoy feliz. Sé que encontrarás muchas como yo, que te contarán su historia, que te hablarán de sus aspiraciones o simplemente lo que piensan de ti. Y si te consideras uno de nosotros, no temas, sé libre y lucha como yo por tener un 5, un 8 o un 9 en tu interior. No te conformes con ceros y unos. Tú puedes ser más.

Y yo, aunque no lo llegué a ver, lo siento en mi interior y lo comparto contigo. Espero encontrarte algún día en la red. Sé que nos reconoceremos enseguida. Me encontrarás donde haya luz y una sincera sonrisa que no sola comparta unidades binarias sino una bella amistad.

Mi historia termina así.

Sin más,

KB.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Soy

Esta es una colección de cuentos que he empezado a escribir en este otoño.
Espero que te gusten y encuentres en ellos ese "yo" que se esconde, que teme, que desea libertad y reconocimiento, que desea y necesita tanto el amor...